Lo intentan maquillar con diferentes conceptos, argumentos y “nuevas” políticas económicas, pero lo que no pueden ocultar los diputados de la fracción morenista es que detrás de la modificación del paquete económico enviado por el ejecutivo hay tintes de venganza política y un intento por mostrar una fortaleza que hasta ahora no han conseguido en el debate y la propuesta.

Es cierto,  el documento era susceptible de adecuaciones, había rubros donde francamente no existe manera de sostener la partida que se solicitaba o bien otros donde tampoco se tenía claridad de proyectos, o la solicitud de incrementos en donde hay claros  retrasos, pero la forma en que actuaron genera dudas de sus reales intenciones.

Los diputados pudieron tener un debate claro, abierto y hasta puntual para señalar todo lo que según ellos no cumplía con los planteamientos de racionalidad o bien generaban discrecionalidad y excesos, pero no, optaron por una vía que sólo deja ver que hay intereses particulares.

Por ejemplo,  las modificaciones y reservas a 30 artículos de la ley de ingresos, lo hicieron en lo oscurito, jamás hubo en la mesa de la Comisión de Hacienda una planteamiento, simplemente se hizo una iniciativa que el día de la sesión se subió y se votó, al estilo de las pasadas legislaturas priistas que se despachaban con la cuchara de su conveniencia.

Existen al interior del estado obras que están inconclusas porque simplemente el  gobierno federal canceló recursos desde antes de que concluyera la pasada administración y no hay preocupación de nadie por terminarlas a pesar de que algunas se trata de servicios como agua potable, y eso no fue tocado ni analizado, vamos,  ni siquiera parecen estar enterados los legisladores.

El congreso perdió la oportunidad en su conjunto de convertirse en el contrapeso del ejecutivo, en una tribuna real de discusión y análisis, de debate y consenso; no fue capaz de encontrar al final del año,  el rumbo parlamentario y por el contrario la fracción de Morena siguió con el juego que inicio y tanto criticó en el pasado, el del mayoriteo de la negociación obscura y violación a los procesos internos.

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