México conquistó sus primeras medallas en los Juegos Mundiales de Deportes de Invierno de Olimpiadas Especiales que se realizan en Gangneung, República de Corea, al sumar siete preseas, de las cuales cuatro fueron en patinaje de velocidad.

En pruebas varoniles de ciento 11 metros, el hidalguense Jairo Esparza Posadas, oriundo del municipio de El Arenal, se llevó la medalla de oro, superando al competidor de Qatar que obtuvo la plata, mientras que el de China Taipéi se quedó con el bronce.

Posteriormente, Josué Cruz del estado de Puebla, se alzó con la medalla de plata contra un representante del anfitrión Corea del Sur, que obtuvo el oro y para Venezuela el bronce. La primera mexicana en subir al podio fue Adriana Irene Ortega del estado de Puebla, quien se llevó la medalla de bronce en una competencia muy reñida; Hungría obtuvo la medalla de oro y Croacia la de plata.

Más adelante, Bianca Tolentino del estado de Guanajuato, obtuvo la medalla de plata, compitiendo contra Estados Unidos que se llevó el oro y para Canadá el bronce, con eso se completaron las pruebas de patinaje de velocidad, en cuyas rondas preliminares el hidalguense Jairo Esparza se había quedado rezagado, sin embargo dio el extra al momento de definir el podio.

En las competencias de patinaje artístico, la hidalguense Jessica Campa Pérez de Pachuca obtuvo la medalla de plata en nivel 1 contra la participante de Canadá que ganó la presea dorada, en tanto que la representación de China obtuvo medalla de tercer lugar.

Tomás Arenazas del Estado de México, se quedó con la medalla de plata contra Japón que se llevó oro y bronce. Pablo Ulises Lázaro Escalona del Distrito Federal, obtuvo la medalla de plata en nivel 2 contra La India, que conquistó el oro y China Taipéi fue bronce.

Por otra parte, en el hockey sobre piso, México representado por el equipo de Baja California, logró un triunfo y una derrota en su presentación; primero logró levantarse con la victoria 3-1 sobre Canadá, y en su segundo partido, cayó 2-4 contra Marruecos.

Opinión

En muchas ciudades del país se pueden ver letreros como éste “barbacoa de Tulancingo” o “pollos estilo Tulancingo”, también se le conoce como la “Ciudad de los Satélites” y cual que visita este municipio hidalguense reconoce el orden y cortesía que demuestran al conducir.

Pero si algo distingue más allá del ámbito nacional a Tulancingo no son sus bondades culinarias, ni su organización vial, sino haber sido la cuna de un héroe de carne y hueso, un hombre que no requirió más que su habilidad y fuerza obtenidas por la práctica del deporte y por supuesto su gran corazón y sentido de la justicia para salvar al mundo de los más increíbles peligros.

Santo “El Enmascarado de Plata” no sólo lucho, en el ring, en sus películas, sino sobre todo en la vida y llevó esa experiencia a los grandes escenarios de la lucha héroe libre y a la pantalla grande, para convertirse en el héroe, pero también en el amigo, el cercano, el alcanzable para los bien portados.

Pero toda esta imagen y lo que significa parece ser ignorado o al menos menospreciado por las autoridades de Tulancingo, que en el marco del 29 aniversario luctuoso de Rodolfo Guzmán Huerta, sólo atinaron a organizar una insípida ceremonia, más fría que las tumbas de los seres que el Santo derrotaba en sus películas.

Junto al Museo del Ferrocarril, algunos reporteros cumplieron con una doble función, la que les llevó a presenciar el homenaje a El Santo para luego difundirlo y convertirse en el lugar en la mayoría del público, porque falto darle importancia y evidentemente organización.

Muchos de los niños que hoy juegan a lanzar fuego por la boca y con las manos, a poseer un martillo mágico o un súper traje construido por un multimillonario, les haría bien conocer sobre un héroe que ante todo se comprometió con su familia, con su carrera y que nació en su tierra.

Habría sido una valiosa clase de historia, cercana, aleccionadora, de formación cívica y español también, sin embargo, claro, faltó organización y realce, sin menoscabo de su cargo y mucho menos de su persona, Eduardo Hidalgo, director de Museos en Tulancingo, fue la autoridad que si pudo o debió hacer un espacio en su agenda para rendir tributo a un símbolo de la ciudad, cuyo museo y estatua también dan cuenta del poco valor que le han dado.

Quizá si el Santo hubiera nacido en otra ciudad ya habrían nombrado una plaza con su nombre y su ceremonia de aniversario luctuoso o de natalicio serían titulares de noticieros nacionales o quizá, los que sucedió el mediodía de este martes 5 de febrero es que inició la cuenta regresiva para conmemorar los 30 años de su partida de una manera más digna, así lo esperan los pocos que pudieron disfrutar de El Santo contra las mujeres vampiro, en el marco de este insípido homenaje y los muchos más que esperan ser convocados.

Santo, el Enmascarado de Plata, escucha la crónica de su historia.
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