“Las palabras que no van seguidas de hechos, no valen nada”.
Esopo. Fabulista griego (s. VI AC)

¿Qué vale más en el amor, las palabras o los hechos? Tal vez usted ya haya contestado esta pregunta. A priori, yo pensaba que los hechos son más importantes. Sin embargo, después de realizar una breve investigación puedo concluir que ambas, las acciones y las palabras, conjugan un todo, necesario en la relación de pareja.

Hoy analizaremos algunas relaciones que se basan sólo en el discurso. Recordé algunos ejemplos que quiero compartirles, de amigos o conocidos que le han dado más importancia a las palabras. Si usted se ve reflejada o reflejado, no lo tome personal. Seguramente se trata de otra pareja, que pasa alguna situación semejante a la suya.

1. Carlos necesita atención permanente de su pareja. Como no la obtiene, pues es imposible que una persona le dedique la mayor parte del día a comunicarse con él, se ha creado el hábito de coquetear con diversas mujeres mediante las nuevas tecnologías: el whatsapp, las redes sociales y los correos electrónicos son una buena y eficaz herramienta para permanecer comunicado con dos o tres a la vez. El número fluctúa, de acuerdo a la paciencia de las conversadoras, pues pasado un tiempo, exigen un encuentro. Carlos es un hombre de solo palabras, y no cumple lo que promete. Llegó al extremo de omitir frases y creó un “lenguaje lunar”. Este se componía de símbolos y las chicas podían leer en sus pantallas “…///”, e interpretar el mensaje como mejor quisieran. La sola manía de estar permanentemente comunicados, había llegado al extremo de no tener nada que decirse, pero estar ahí, presentes, pero distantes.

2. Jessica tiene más de 50 años y un novio de 35 que es músico. Llevan más de un mes sin verse, y ella le reclama un encuentro. Él asegura que irá a verla, pero ha cancelado la cita en más de tres ocasiones. Insiste en decirle que que la ama, que la extraña. Jessica empieza a dejar de creerle, pero sigue ahí, atada a una esperanza. Las palabras, hasta ahora, son lo único que la anclan a esa relación.

3. Alan asegura a su novia haber roto todo tipo de relación con su ex. Sin embargo, su novia descubre que aún mantienen conversaciones, por medio de mensajes. En ese momento, la novia entiende que no debió creer sólo en las palabras de Alan, pues debió pedir una prueba contundente, de que esa relación había terminado.

¿Por qué algunas personas pueden darle tanto peso a las palabras y restársela a los hechos? Carlos Burgos, creador de la Escuela de Desarrollo Personal Tres Punto Cero expone que, “las personas dependientes que no se quieren, que no se respetan, y que piensan que no se merecen mucho más de lo que ya reciben por parte de su pareja, suelen conformarse con poco y menos”.

Afirma que creer sólo en palabras “sería como estar muerto de hambre delante de un guiso, cargar la cuchara, acercarla a la boca y no probarlo. Una tortura sin sentido hacia un@ mism@”.

No estamos hablando de relaciones donde los amantes deben separarse por alguna circunstancia laboral o personal, pues “hablamos de las típicas relaciones que se empiezan a romper pero se mantienen en pie a través de promesas, de palabras de amor, de esperanzas vacuas en el aire que la persona dependiente entiende como ‘formas de amor’ con las que poder jugar y llegar a hacer realidad un futuro juntos”.

¿Qué se puede hacer ante una relación basada en palabras? Burgos recomienda: “cuando estés en una situación así, no creas a la persona que te huye pero te habla de amor. Exige hechos, no atiendas a palabras. Si te quiere, si te echa de menos, si desea estar a tu lado, si desea besarte o acostarse contigo, el mero hecho de necesitar todo ello implica CONTACTO. Implica cercanía, relación, cohesión”.

En la próxima entrega te hablaremos de la situación contraria: cuando los hechos hablan sin palabras. Sorprendentemente, tampoco representa una forma sana de relacionarse con la pareja; veremos la importancia de encontrar un equilibrio entre palabras y hechos. ¿Difícil? Tal vez no, si la intención de tener una vida libre de males de amores, es uno de sus objetivos. Gracias, de antemano, por privilegiarme con su lectura.

Columna de Aidée Cervantes

Comentarios

comentarios