Sobre todo en estos días es muy frecuente escuchar que se necesita para cambiar algo que afecte a un grupo o la sociedad en su conjunto, pero poco escuchamos cómo se soluciona y menos común todavía saber sobre resultados.

Será que no se trata de una campaña política, que en la Liga Pequeña de Beisbol de Hidalgo (LPBH) han logrado lo que ha muchos candidatos les gustaría: el carro completo.

No se trata de ganar voluntades, sino de forjarlas, en los pequeños integrantes de los equipos para que sus carencias técnicas, próximas a resolverse, se sustituyan en lo inmediato por un gran aprecio por sus los colores de su equipo, es decir, por el coraje para entregarse por completo en el diamante.

En los padres de familia para que no claudiquen, que vean en el deporte para sus hijos una necesidad tan grande como comprar la despensa, salir de paseo o comprarse ropa y en esa medida aparten un poco de su dinero y su tiempo para fomentarlo.

En los entrenadores porque su pasión y compromiso no se verá recompensado más que con sonrisas y a lo más agradecimientos, por supuesto la gran satisfacción de contemplar que sus enseñanzas se convierten en carreras y las carreas en triunfos.

En los directivos, también para contagiarse del entendimiento que su tiempo no tendrá una respuesta material y que su mayor recompensa serán las amistades que forjan en el camino y aún como enseñanzas los desacuerdos con que también se topan.

En este sentido todos se han ganado el carro completo de la LPBH, que ya colocó a sus tres equipos que participaron en la fase distrital del Torneo Williamsport en la etapa regional, que tendrá diferentes sedes de acuerdo a la edad, pero que en todos los casos implica una emoción tan satisfactoria como constructiva en la vida de los pequeños peloteros hidalguenses.

Entre los equipos que participan en el torneo local se tejen muchas historias, algunas equivalen a poner un bateador en el plato con un buen bat, entrenamiento y el aliento de sus seres queridos desde la tribuna, pero en otros, a un jugador sin bat o peor aún, sin brazos y muy lejano tener a alguien que en particular grite su nombre.

Para reforzar lo que está bien y luchar contra lo que está mal, han hecho equipo Pedro Solares Soto, Maximino García y Guillermo Juárez, junto con un grupo de entusiastas peloteros, que tienen como ganancia fomentar, en algunos casos también en sus hijos, el deporte que se ha significado como una parte fundamental de sus vidas.

Ahora mismo, esta misma tarde, esos niños que juegan cada fin de semana al rey de los deportes, practican, ya sea por separado o con su equipo, para el próximo partido o con miras a su viaje a Veracruz o Yucatán, según sea el caso de su categoría.

Todo ese entusiasmo, el equipo de trabajo de la LPBH, lo ha contagiado también hacia autoridades de diferentes niveles, que ya participaron en la construcción del primer campo infantil de beisbol en la entidad y que se han comprometido para continuar el trabajo hasta hacerlo estadio.

En este caso, los promotores del beisbol infantil tienen claro el qué, saben cómo y lo han puesto a prueba, lo que redunda en resultados, por lo pronto, en un carro completo.

Desde las trincheras

Casi dos meses sin actividad del balompié profesional es demasiado para un público pambolero; además, los clubes no dejan de generar información desde sus campamentos, así que justo es dedicarle un espacio a esa información entre torneo y torneo, por eso iniciamos hoy esta columna informativa Desde las trincheras.

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