El triunfo en el deporte no sólo son las medallas, los trofeos, la alegría que se desborda cuando se anota un punto o se logra la marca, también se saborea, se siente, cuando una historia que pudo ser triste se transforma para quien apenas empieza su vida.
Ese es el triunfo de Fernando Cortés Miranda, quien hace 35 años decidió que el beisbol era su deporte y desde hace 15 se echó a cuestas la responsabilidad de apoyar a los niños para que sigan el camino de esta disciplina, para que sea el deporte y no los vicios, su mejor compañía.
Muchos de los niños que han formado parte de los equipos que ha dirigido, cuentan con el respaldo de los padres de familia, quienes asisten a los partidos, que les dieron el ejemplo y les heredaron el gusto por la pelota caliente, que aportan recursos y emoción en cada juego.
Los pequeños de familia ven en el deporte una ocasión de convivencia, la oportunidad de emular los logros de los tíos, padres o hermanos mayores, la posibilidad de llegar a practicar su disciplina en los grandes escenarios, de cumplir sus sueños.
Pero hay otros niños y jóvenes para quienes la vida ha sido menos gratificante, que a su corte edad tienen muy claro lo que es el hambre, el abandono, la desesperación, que para practicar el beisbol no conocieron la mano del padre que coloca los dedos sobre la bola y ayuda a impulsar los primeros lanzamientos.
Esa mano ha sido la de Fernando Cortés para muchos de los menores que forman parte de sus equipos y que viven en una casa hogar, donde aprenden un nuevo significado de familia, que refrendan en el diamante con sus compañeros.
La calle pudo ser mala consejera para estos menores, que trabajan en labores del campo, arreglan los jardines y colaboran en la limpieza para ayudar al bienestar del equipo que se llama My father house, donde comen, duermen y reciben la oportunidad de estudiar.
En el diamante también tienen diferentes tareas, pero la misma convicción de equipo, de poner su talento y entusiasmo al servicio del conjunto para buscar la gloria del triunfo, ese sí, traducido en un marcador, en la posibilidad de avanzar a una instancia mayor o de ganar un trofeo.
Para Fernando Cortés sus mayores lauros son las sonrisas de los pequeños, saber que el tiempo en que entrenan podrían estar con malas compañías o bajo los efectos de alguna droga, en cambio están ahí, sujetan la pelota y el bat con la fuerza con que se aferran a la vida, a una vida que pretenden construir con bases sólidas y en ellas el deporte es un pilar importante.
El profe, como afectuosamente le llaman sus pupilos, habla poco de sí, prefiere que sean los niños que al contar sus historias intrínsecamente también se refieren a él, pues está presente en la actividad que les da esperanza y fuerza para enfrentar las tareas de la semana y saber que su recompensa será estar en el campo de juego.
David Gaspar Gutiérrez nació en Tizayuca y ahora vive en Tulancingo, estudia en la Telesecundaria de Los Romeros y en el beisbol lo que más le gusta es batear y su posición de filder, pues disfruta la emoción de atrapar la bola para que su equipo pueda ponerse al bat.
Isaac Ruiz Zamudio, de 12 años de edad, está preocupado porque en el equipo les faltan materiales, su preocupación no sólo es por la necesidad de los recursos para entrenar o jugar, sino porque observa lo que esta carencia provoca en el profe, por eso pide a las autoridades mayores apoyos.
Alejandro Jacob Zamudio disfruta cuando en la casa hogar preparan calabazas con salchicha, el gusto por este platillo se nota en sus gestos cuando lo menciona, sus compañeros ríen porque saben de su buen apetito y con un movimiento de cabeza aseguran que también les gusta.
Los niños hablan de sus gustos, de la escuela, presumen sus fortalezas en el campo de juego, bajo la mirada amigable de Fernando Cortés, quien paciente espera a que todos los niños suban a la camioneta y se pone al volante para regresar a Tulancingo, a la espera de tener el mismo destino la siguiente semana: el beisbol, en el campo que les toque.
“Voy en la secundaria número siete, la materia que más me gusta sería ciencias, y voy más o menos, no voy tan bien, pero tampoco tan mal”. “Lanzo muy fuerte, cuando fui al nacional los de Jalisco no me hicieron nada, a la mayoría de mis compañeros los agarraron a palos, fui el único al que no agarraron a palos”.