• Autocuidado, clave para reducir su impacto en personal de salud, pacientes y población: LARP
  • Reportes internacionales indican que la depresión ha aumentado entre 20 y 50% en la población, afirmó especialista en salud mental
  • Adicciones, Síndrome de Burnout, trastornos del sueño y fatiga por pandemia, encabezan lista

La pandemia por COVID-19 ha generado a nivel mundial situaciones de estrés colectivo y un repunte en los casos de depresión, por lo que el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) opera programas de monitoreo del estado mental a sectores vulnerables y promueve en pacientes, personal de salud y población en general, acciones de autocuidado físico y emocional, clave para reducir la denominada huella psíquica de la pandemia, informó el Director General, Luis Antonio Ramírez Pineda.

El titular del Instituto puntualizó que desde el inicio de la pandemia y hasta este momento, el organismo aplica estrategias preventivas contra la depresión y la fatiga pandémica, para el personal de salud y toda su derechohabiencia, implementadas por la Dirección Normativa de Salud.

Señaló que la depresión es un problema de sanidad pública de gran magnitud, al grado que la Organización Mundial de la Salud (OMS), en enero de 2020, dio a conocer que afectaba a más de 300 millones de personas y es la principal causa de discapacidad en el mundo.

En México la Encuesta Nacional de los Hogares 2017, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reveló que 32.5 por ciento de los mexicanos vivían con depresión.

Por su parte, la asesora experta del Comité de Salud Mental del ISSSTE y neuropsicóloga, Lucía Ledesma Torres, destacó la importancia de estar preparados para lo que se ha denominado “la cuarta ola de la pandemia COVID-19”.

“En esta etapa que ya viven otros países y se empieza a expresar en México, se espera que la población presente un aumento en las afecciones afectivas y del estado de ánimo, la depresión será de las más importantes que darán una señal evidente en la comunidad a nivel mundial, como una afectación a la salud derivada y exacerbada por la pandemia”, indicó.

Hablando del personal sanitario, subrayó Ledesma Torres, “sabemos que en esta cuarta ola se está experimentando trastornos por estrés postraumático, mixto ansioso-depresivo, Síndrome de Burnout (estado de agotamiento físico, mental y emocional causado por el cansancio psíquico o estrés laboral), ansiedad generalizada, trastornos del sueño y padecimientos que se tenía antes de la pandemia”.

Para prevenir estos padecimientos, el ISSSTE mantiene programas de monitoreo de salud mental y atención terapéutica a quienes lo ameritan, consultorio virtual, así como el innovador Programa de Apoyo Emocional y Asistencia Humanitaria Asistido por Perro, dirigido por la neuropsicóloga, que ha llevado la terapia afectiva de Harley “El Tuerto” a las y los trabajadores de 400 áreas COVID en 15 hospitales del país.

Lucía Ledesma recomendó a las personas y familias estar atentos a identificar posibles signos de alerta que pongan en riesgo la salud mental: “detectar si estamos teniendo de manera persistente cambios bruscos de estado de ánimo como la irritabilidad, enojo, resentimiento, malestar generalizado, inquietud, miedo constante, fatiga, cansancio, hartazgo, dificultades para dormir y conciliar el sueño”.

“Si notamos que estos cambios alteran nuestros equilibrios afectivos para poder estar ecuánimes en tiempos de pandemia, es importante buscar apoyo u orientación psicológica”, puntualizó.

El ISSSTE impulsa campañas permanentes de autocuidado en redes sociales con tutoriales dirigidos a grupos vulnerables como adultos mayores, enfermos crónicos y jóvenes, con recomendaciones de hábitos de vida saludable en alimentación, ejercitación física, esparcimiento, ocio y fortalecimiento de las relaciones afectivas, que permitan desconectar de la realidad pandémica y protegernos de desarrollar alteraciones del estado de ánimo que pueden transformarse en un trastorno depresivo, concluyó.

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